martes, 14 de junio de 2011

Adios definitivo a la estepa del Campillo (Siete Aguas, Valencia)

Hace pocos días se anunció que la administración central del Estado se había autoevaluado favorablemente el impacto ambiental del futuro centro penitenciario de Siete Aguas (Valencia), que arrasa con la última extensión consistente de estepa de transición termófilo-continental que quedaba en la provincia de Valencia, arrastrando la desaparición de un amplio espectro de especies mesegueras y arqueófitos en fuerte retroceso en todo el territorio nacional, y particularmente en el valenciano. Por supuesto los informes técnicos del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino daban a entender que conservar la fauna y flora esteparias de este enclave singular no merecía el menor aprecio.  Ya sabéis que nuestra Sociedad se adhirió a un manifiesto de amplios sectores de la investigación y de la conservación de la naturaleza para defender este enclave de El Campillo, lo que no parece haber servido de nada.

Obras de eliminación del paisaje de la estepa del Campillo de Siete Aguas. Los setos de encina, particularmente ricos en aves forestales nidificantes que se encontraban en pleno proceso de cría, han sido ya parcialmente eliminados. © E. Laguna. 20.05.2011

Literalmente al día siguiente del anuncio del informe favorable del Ministerio empezaron las obras, parece que había muchísima prisa en el tema, lo que añade leña a las denuncias que más abajo se indican. Por supuesto, no se ha hecho nada de lo que se proponía en más de un informe técnico como trabajo compensatorio, como por ejemplo extraer una capa uniforme de los primeros centímetros de suelo de las hectáreas afectadas para generar una nueva estepa cerealista en la zona de influencia del área a destruir; ni siquiera parece haberse respetado la necesidad de mantener vivos y trasladar algunos ejemplares de especies forestales (quizá no merezca la pena, para que luego se mueran sin regar en cualquier rotonda), lo que de paso ha motivado más denuncias adicionales de particulares y de las autoridades competentes (que para ese caso, por suerte, no son  las que se autoevaluaban el impacto).  Curiosamente la única entidad que no ha mostrado especial entusiasmo con la destrucción de esta zona es la administración autonómica valenciana -ya es algo, visto como está el panorama del respeto al medio natural en los últimos años en todas las regiones del Mediterráneo español.

Vista del inicio de las explanaciones del paisaje estepario del Campillo, situado en un enclave de fuerte inversión térmica, lo que provoca la convivencia conjunta de especies de los pisos termo-, meso- y supramediterráneo, y una permanencia prolongada de las nieblas durante varios meses al año. © E. Laguna. 30.05.2011

En paralelo a lo anterior van adelante las diversas denuncias judiciales que se han  interpuesto por personas y colectivos de Siete Aguas por las presuntas corruptelas detectadas en la compra de terrenos, adjudicación y ejecución de obras, etc. Parece que cuantos favorecieron desde los despachos ministeriales con su informe técnico favorable la destrucción de este enclave, así como sus respectivos superiores, están en el ojo de los denunciantes como sospechosos de corrupción, junto a un conglomerado de antiguos propietarios, empresas, intermediarios y departamentos de la administración municipal y estatal, en las que no hay colores políticos -como es habitual cuando se destruye masivamente el territorio. No parece viable que se lleguen a paralizar las obras, pero las semillas de numerosas especies mesegueras y subnitrófilas raras acumuladas pacientemente durante varios siglos en esta zona (al menos desde el siglo XVI) ya están enterradas bajo toneladas de tierra e iran a parar a taludes de nuevas carreteras u otras obras, donde probablemente no tendrán ningún futuro. 

Una reciente reflexión periodística en el periódico Levante-EMV permitía ver por donde van los tiros en la conservación de los paisajes interiores levantinos, o sea, de lo poco que hasta ahora se había salvado del hambre depredadora del territorio (que hasta ahora había afectando preferentemente al paisaje costero). Como veréis, y el tema es extensible a muchas Comunidades Autónomas, mientras el territorio del litoral se ha destruido para facilitar el turismo de sol y playa, el del interior es el enclave perfecto para albergar todo aquello que se necesita en el litoral (energía, canteras para los materiales de construcción,... ¡cárceles!) o lo que sobra de esas zonas más privilegiadas (obviamente la basura). 

http://www.google.com/url?sa=X&q=http://www.levante-emv.com/pi-especial-medio-ambiente/2011/06/02/invisibles/812339.html&ct=ga&cad=CAcQARgAIAAoATAAOABA2tKd7wRIAVgBYgVlcy1FUw&cd=bv8C9FcwmcM&usg=AFQjCNEVIU5exCD02LzjHNrzUyWJmI9i5w

1 comentario:

CesMon dijo...

Ya es una década de ese atropello medioambiental y el tiempo pasado y la situación actual de ese proyecto nada más que corroboran la turbidez que rodeó a su nacimiento.